Los aspectos astrológicos se distribuirán de la siguiente manera:
*21 de abril: Luna en conjunción con Plutón, activándolo.
*22 de abril: cuadratura Marte-Júpiter
*23 de abril: Oposición Marte-Urano.
Todos estos aspectos se producirán bajo la égida de los siguientes ángeles:
* Plutón y Luna (el 21) a 13 de Capricornio: Nemamiah 57
* Marte a 13 de Libra (el 23): Rehael 39
* Júpiter a 13 de Cáncer (hasta el 24): Nelchael 21
* Urano a 13 de Aries (hasta el 30): Sitael 3
• Liberar información del núcleo, patrones inconscientes
• Liberarse de dependencias
• Crear un paraíso terrenal
• Tener una gran capacidad de amar
Programa resumido del angel Rehael:
• Saber expresar las emociones
• Soltar lastre material
• Curar enfermedades y desequilibrios mentales
• Respetar y honrar a los padres
Programa resumido del angel Nelchael:
• Limpiar energías parasitarias
• Retornar a lo primordial, a los orígenes
• Salir de la franja de comodidad
• Explorar dimensiones lejanas
Programa resumido del angel Sitael:
• Reconquistar la propia nobleza, la grandeza
• Olvidar antiguas ofensas
• Saber ver al adversario como un maestro
• Saber estar en el ojo del huracán
Todo parece indicar que el cosmos nos presenta en bandeja de plata la posibilidad de llevar a cabo una radical transformación, una liberación de todo aquello que nos tiene atados a antiguos atavismos, a estructuras y constructos mentales que huelen a naftalina, a viejos patrones obsoletos, entre ellos la alexitimia o incapacidad para expresar las emociones, para declarar el amor que uno siente. Y no solo hacia una persona en concreto sino hacia cualquier elemento de la Creación.
Ser capaz de amar porque sí, de cabalgar sobre todas las tensiones, tiranteces, rigideces y resistencias. Hacer cosquillas a los crispócratas con carnet (los de fuera y los que moran en la psique) hasta que se acaben riendo de su propia sombra y dejen de tintar de color azabache la noosfera. Pasar el mocho, el salfumán y la lejía por los egregores del miedo para que queden como los chorros del oro. Miedo a ser uno mismo, miedo a abrazar la vida, miedo a transformarse en un río y a dejarse llevar por la corriente de los acontecimientos, por la magia de cada momento.
Lo cierto es que cuando nos rendimos, cuando decimos aquello de “Padre, me pongo en tus manos, hágase tu voluntad” cuando nos convencemos, desde la fuerza del corazón, de que el universo solo conspira a nuestro favor, entramos en la senda del sincrodestino, que es el idioma en el que se expresan los ángeles para gastarnos bromas. Y entonces podremos optar a quitarle la “s” a la cruz cósmica.
Soleika Llop