En los últimos dos meses, dos importantes líderes espirituales han dejado el Planeta.
Cuando un Líder o una “Gran Alma” deja el Planeta, las frecuencias de amor que él o ella sostenían se van con ellos, creando un “reordenamiento” de las frecuencias en el Planeta. Esta es una parte natural del proceso de Cambio y Evolución, pero en este momento, es especialmente significativo.
José Argüelles dejó al Planeta a principios de marzo. Muchos de ustedes tal vez no sepan mucho acerca de José Argüelles, pero él era digno de honor. Fue él quien llamó a la gente a reunirse para la primera Celebración de la Convergencia Armónica en 1987. Este fue el comienzo del Proceso de Ascensión Planetaria, y José fue el instrumento utilizado por el Espíritu para activar la gran transformación que continúa en el presente. José era un artista y un maestro y un visionario. Sé que habrá quienes continuarán su trabajo, pero su energía se echará de menos. Estoy segura de que José era una “Gran Alma” y que su trabajo fue un factor importante en la Evolución del Planeta.
Luego hoy, el Maestro Espiritual Indio conocido como Satya Sai Baba dejó el Planeta. Él era conocido por millones en toda la Tierra por sus enseñanzas sobre el Amor y Servicio. Sus seguidores y devotos tomaban muy en serio su servicio al Planeta, y Sai Baba estableció hospitales y escuelas que servían a la comunidad en la India. Su partida del Planeta sin duda será sentida por muchos en la Tierra.
Por supuesto, en esta Nueva Era de Luz que estamos introduciendo, la responsabilidad recae en cada uno de nosotros para ser portadores y anclajes de esta Luz Espiritual de Amor y Servicio para nosotros mismos y para nuestras comunidades.
Estamos aquí para ser “la Luz del Mundo”, como el gran Maestro de la Luz Crística, Yeshua, nos enseñó.
Y, en efecto, con la partida de estas dos Luminarias, se nos da aún más responsabilidad para sostener la Luz de la Transformación, Amor y Servicio.
Parece que nos hemos convertido en una cultura donde todo el mundo cuida de sus propios intereses y se enfoca sólo en lo que ellos necesitan y quieren para sí mismos.
Esto toma la forma no sólo de codicia ostensible, sino también la pasiva falta de voluntad para considerar la situación de otros que podrían estar en circunstancias difíciles.
La creencia más bien simplista es que ellos “crearon eso” ellos mismos, o que estuvieron de acuerdo con eso en su “contrato”, por lo que no es algo que incumba a aquellos de nosotros que fuimos lo suficientemente listos como para no crearlo o tenemos un contrato mejor.
Nadie viene a la Tierra para sufrir ni ser víctima, todos venimos con nuestros dones y talentos para explorar lo que podemos ser. Sí, cuando caemos en los remolinos y corrientes de la vida humana podemos convertirnos en “víctimas” de las circunstancias, a menudo más allá de nuestro control. Es por eso que todas las tradiciones Espirituales nos instan a tener compasión y amor, de hecho, a “amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”, en palabras de Yeshua.
Ahora, antes de que alguien se apresure a decirme que uno tiene que amarse a sí mismo antes de poder amar a los demás, déjenme decir que Yeshua no dijo que debemos pasar años sanándonos a nosotros mismos y creando riqueza antes de poder amar a nuestro “prójimo”, era simplemente algo que podemos hacer. Y en este momento, parece ser aún más urgente que reconectemos con la capacidad de amar y de ser compasivos. La Compasión es, después de todo, una parte importante de la energía Femenina Divina que está llegando al Planeta en este momento.
Estaba pensando en estas cuestiones cuando me encontré con un libro llamado “Doce Pasos para una Vida Compasiva” en una librería. Me intrigó, así que lo recogí y me puse a hojearlo. Me encontré con una “Carta de la Compasión” que planteaba el asunto muy claramente con las siguientes palabras:
El principio de la Compasión yace en el Corazón de toda tradición religiosa, ética y espiritual, llamándonos siempre a tratar a los demás como queremos ser tratados nosotros mismos. La Compasión nos impulsa a trabajar incansablemente para aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes, y destronarnos a nosotros mismos del centro del mundo y poner a otro allí, y a honrar la santidad inviolable de cada ser humano, tratando a todos, sin excepción alguna, con absoluta justicia, equidad y respeto. También es necesario, tanto en la vida pública como privada, que se abstengan constante y empáticamente de infligir dolor.
Actuar o hablar violentamente por despecho, chovinismo o interés propio, para empobrecer, explotar o negar los derechos básicos a alguien, e incitar al odio denigrando a los demás, incluso a nuestros enemigos, es una negación de nuestra humanidad común......
Sí, así es... nuestra humanidad común y nuestro destino compartido en la Tierra de la Quinta Dimensión... simplemente ser Quienes Somos y expresar eso a través del Amor y la Compasión, y Servir a Otros a través del Amor y Compasión. ¿Puede ser más fácil?
Qué mejor manera de celebrar la Ascensión, la entrada del Planeta en la Quinta Dimensión de Luz... que renovar nuestro compromiso con el Amor y el Servicio a la Humanidad en la Tierra.
que son una Luz para el Mundo!
1 comentario:
..gracias por todo lo que publicas, realmente me enriquece bastante =)
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