jueves, 23 de agosto de 2012
**Los Miedos De Nuestro Niño Interior...
© Extractos
del libro, "El amor de tu vida"
de Enriqueta Olivari
"Sin importar qué edad tengamos,
todos llevamos en nuestro interior a un niño herido".
Ha sido herido por no haber sido
amado, o por no haber recibido amor y cuidado del modo que él necesitaba.
Uno de los pasos fundamentales para
crecer y poder amarnos a nosotros mismos es conocer a nuestro niño interior, y
darle ese amor que tanto necesita.
De lo contrario, nos comportamos
identificados inconscientemente con él, y esto afecta a nuestras relaciones de
pareja, con los colegas de trabajo y amigos.
Saber diferenciar a ese niño interno
de nuestra faceta adulta es imprescindible, sino esperamos que nuestra pareja o
alguien más le cuide, y proyectamos en el otro a
nuestro padre o madre.
Y esto está destinado al fracaso,
puesto que nadie puede darle a ese niño lo que necesita. Es nuestra
responsabilidad hacerlo.
La mayoría de las veces que sentimos
miedo, en realidad quien lo siente es nuestro niño interior.
Conocer el origen de esos miedos es el
primer gran paso para poder superarlos.
El niño interior tiene básicamente
cuatro miedos.
* Uno de ellos es el miedo a
enfrentar. Teme que, al hacerlo, sea rechazado. Este miedo lleva a caer en
patrones de víctima, o a ser cobarde, tímido, y a sentirse inferior a los
demás.
Así que si percibes que no te animas a
decir lo que quieres, lo que necesitas o lo que te disgusta, en realidad es tu
niño interior quien te está limitando. Y si no enfrentas las situaciones desde
tu adulto, y callas lo que de verdad necesitas decir, estás creando serias
dificultades en tus relaciones personales, y te sentirás impotente e
insatisfecho.
* Otro miedo que el niño interior siente
es el miedo al abandono. Esto lleva a sentir celos, a ser posesivo, y a
tener la necesidad de manipular.
La única manera de superar este temor
es garantizarle que tú siempre estarás con él, que le cuidarás y atenderás
incondicionalmente, siempre.
* El miedo a la pérdida que
siente este niño nos lleva a sentir una profunda inseguridad. Para ocultar este
miedo, nuestro ego se disfraza de lo opuesto, y entonces adoptamos una actitud
agresiva, y podemos llegar a ser incluso fanáticos.
* Y el miedo a la muerte que
siente nuestro niño interior se transforma en desconfianza, egoísmo, apegos,
fobias e histerias.
Al hacernos conscientes de cuál es el
origen de nuestros miedos, podemos sanarlos desde la raíz, y para esto es
imprescindible establecer una conexión amorosa y profunda con nuestro niño
interior.
" De este modo sanamos las heridas del
pasado, y podemos crear para nosotros mismos realidades libres de inseguridades
y bloqueos."
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