Del libro de Eckhart Tolle “Una nueva Tierra”
Tome conciencia de su respiración tantas veces como le sea posible.
Hágalo durante un año y será un medio de transformación muy poderoso.
Al tomar conciencia de la respiración apartamos nuestra atención de
los pensamientos y creamos espacio.
Es una forma de generar conciencia.
Si bien la conciencia plena existe ya como no manifiesta, estamos aquí en el mundo para traer la conciencia a esta dimensión.
Descubra su espacio interior creando vacíos entre el torrente de
pensamientos.
Sin esos vacíos, el pensamiento se vuelve repetitivo,
pierde toda inspiración y chispa creadora, como sucede con la gran
mayoría de las personas del planeta.
La duración de esos vacíos no
importa.
Unos cuantos segundos bastan. Poco a poco se irán alargando por
sí mismos, sin ningún esfuerzo de su parte. Más importante que la
duración es la frecuencia, de tal manera que haya espacios entre las
actividades diarias y el torrente de pensamientos.
Tome conciencia de su respiración.
Note la sensación de respirar.
Sienta cómo el aire entra y sale de su cuerpo. Note cómo se expanden y
se contraen ligeramente el pecho y el abdomen al inhalar y al exhalar.
Una respiración consciente basta para abrir algo de espacio en medio del
tren interminable de pensamientos. Una respiración consciente (y dos
todavía más) varias veces al día es una manera excelente de traer
espacio a la vida. Aunque medite con la atención en la respiración
durante dos horas o más, como lo hacen algunas personas, solo necesitará
(o podrá) tomar conciencia de una respiración. Las demás son recuerdos o
anticipación, es decir, pensamiento.
Respirar no es realmente algo que hagamos, sino algo que presenciamos
mientras sucede. La respiración sucede espontáneamente. La inteligencia
de nuestro cuerpo se encarga de ella. No hace falta esfuerzo alguno.
Note
también la breve pausa de la respiración, especialmente el punto
quieto,
al final de la exhalación,
antes de la siguiente inhalación.
La
respiración de muchas personas es superficial, contrariamente a lo que
debería ser. Mientras más se toma conciencia de la respiración, más se
restablece su profundidad natural.
El hecho de que la respiración carezca de forma es una de las
razones por las cuales tomar conciencia de ella es una forma muy eficaz
de traer espacio a la vida, de generar conciencia.
Es un objeto de
meditación excelente precisamente porque no es objeto y carece de forma.
El hecho de tomar conciencia de la respiración nos obliga a
estar en el momento presente, la clave de toda transformación interior.
Siempre
que tomamos conciencia de la respiración estamos absolutamente
presentes. Podrá notar que no puede pensar y tomar conciencia de la
respiración al mismo tiempo.
Al respirar conscientemente se detiene la
mente.
Pero lejos de estar en trance o medio dormidos, estamos
completamente despiertos y muy alertas.
Y si observamos más atentamente,
descubrimos que esas dos cosas, estar completamente en el momento
presente y dejar de pensar sin perder la conciencia, son una sola:
el
surgimiento de la conciencia del espacio interior.
Verá que al sentir el flujo sutil del aire que entra y sale del
cuerpo, lo mismo que el movimiento suave del pecho y el abdomen, toma
también conciencia del cuerpo interior. De esa forma, podrá pasar su
atención a esa sensación de vida difundida por todo el cuerpo.
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