A la llegada del Año Cero (21 de diciembre de 2012) terminan de cumplirse todos los ciclos. El cambio no sólo es necesario, pues la contaminación tanto del ambiente como de la mente ya no puede seguir. Las plagas que nos están atacando, el sobrecalientamiento del planeta, los fenómenos naturales que se producen día a día a lo largo y ancho del mundo son los relatos de las profecías de todas las tradiciones; no se trata de un "fin del mundo" como nos han querido engañar los fatalistas y manipuladores, se trata de un fin del sistema actual, lo que es diferente. El destino de la humanidad será acorde a su prestancia a ese cambio, depende de nosotros poner nuestra mente en una actitud más positiva, de no generar una psicosis de calamidad.
Toda la gente está loca por el advenimiento del fin de milenio, cuando deberían pensar mejor en el fin para el cual nacieron. Recordemos que esta vida que tenemos no es eterna, que en lo individual es seguro que tendremos un final, más tarde o más temprano todos moriremos y seremos nosotros mismos los encargados de juzgarnos; ese es el "juicio final" del que todos hablan, el momento de nuestra muerte y allí no podremos evadirnos, mentir o engañarnos, en ese momento responderemos que hemos hecho con esta maravillosa oportunidad que llamamos vida.
Más allá de la trascendencia del histórico momento que estamos viviendo como humanidad, nuestra propia existencia es también igual de trascendente y no vale desperdiciarla, ni perder el tiempo evadiéndonos en la locura cotidiana.
Nuestro destino como pueblo en estos tiempos será ser una luz, una guía. Somos junto a los demás pueblos nativos de la humanidad quienes estamos haciendo un llamado a nuestros hermanos menores a que salgan del juego ilusorio en el que se envolvieron y que retomen sus pasos hacia una vida armónica.
Quienes entiendan este llamado a revalorizarnos como humanos, quienes entiendan que no podemos seguir dañando la naturaleza y vivir inconscientes, serán los que tendrán la capacidad de generar un mundo nuevo y de sobrevivir a los cambios. No significa que estén exentos de pequeños o grandes cataclismos, pero la mayor crisis será de "valores", del valor que cada quien se otorgue como ser humano y según en qué fundamenta su existencia,así será su capacidad de sobrevivir, pues la humanidad puede entrar en una locura nunca antes vista.
La humanidad está llamada a ser una sola nación, un solo pueblo, de respeto al individuo sin exclusión de nadie, sin imposición de nada, un pueblo en el que impere la armonía, en el que ya no habrá falsedades; habrá una verdadera libertad, desaparecerán las religiones opresoras y castigadoras ya que la verdad estará en cada uno de nosotros.
Éste es nuestro destino y el de toda la humanidad, el advenimiento del Quinto Sol del Año Cero, el retorno de los Balameb.
Recuerda que no importa cuanto tienes encima, lo que realmente importa es cuanto tienes adentro".
Libro del Destino,
C. Barrios
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