están relacionados con la energía.
Los Chakras actúan almacenando y transmitiendo la energía universal y cada uno de nuestros Chakras interactúan con el campo electromagnético de energía y la transforman en la energía que sostiene nuestras vidas.
Es importante mantener la energía de nuestros chakras equilibrada.
Al aprender a manejar nuestra energía estamos al mismo tiempo manejando nuestra vida exterior. Y lo más importante, estaremos construyendo cambios con plena conciencia de las cosas.
Es necesario trabajar con cada Chakra en orden, empezando por el primero, ya que por ejemplo, si el primer Chakra no está equilibrado, esto va a repercutir en que el sexto manifieste experiencias diferentes y no podremos equilibrarlo.
Los chakras son la expresión de nuestra divinidad y también de nuestra sombra (nuestras partes no conscientes, que influencian a través de nuestro inconsciente; son a menudo rechazadas, es decir, juzgadas por la personalidad, por el ego). Nuestros chakras son la expresión del yin y del yang en nosotros.
Utilizad las enseñanzas para crecer.
Utilizad las enseñanzas para construir y reconstruir.
Volveos maestros de vuestros chakras.
Volveos maestros de vuestra fuerza de vida. Volveos luz.
Volveos amor. Encarnad lo quc sois
Crecer es dejar atrás algo a lo cual estuvimos apegados y de lo cual nos cuesta desprendernos. Es atrevernos una vez más y estar dispuestos a ser diferentes de lo que fuimos ayer.
Es desarrollarnos y evolucionar desde adentro.
Cuando decidimos cambiar una actitud negativa, realmente estamos creciendo; cuando decidimos corregir un error, estamos evolucionando.
Cuando dejamos de hacer algo que nos empequeñece, estamos desarrollándonos.
Cada día, todos los días, la vida nos va presentando oportunidades de crecer. Pero para proyectarse en el tiempo como algo duradero, este cambio debe ser paulatino y consciente.
Observemos a la naturaleza, y más particularmente a los árboles: en otoño pierden todo su follaje y se liberan de la carga innecesaria, recogiéndose dentro de sí para recibir el invierno.
Por fuera, parecieran no tener vida, pero están preparando sus raíces para que, en la primavera, sus ramas puedan ver surgir los primeros brotes, dando lugar a las hojas y luego a los frutos del verano.
Si logramos desprendernos de esas hojas que no necesitamos mientras desarrollamos
nuestra esencia, también podremos dar frutos y transformarnos.
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