Una vez, me dijiste emocionada:
·..... “¡Somos pájaros espirituales en el Cielo de Dios!”
Sabes, esto nunca lo he olvidado. El tiempo ha pasado y tú has entrado en la carne nuevamente. Tu renacimiento era necesario, pero me ha privado de tu alegre compañía en los vuelos extra-físicos.
Estás en apariencia nueva para una vida, pero aún eres mi compañera de jornada.
Cierta vez, durante tu infancia, tú me has visto por un instante y has dicho a tu madre que habías visto a un ángel flotando en la cocina.
Hay chica...., me dio un ataque de risa. Menos mal que no has visto esa parte.
Nos encontramos bastante cuando tú duermes en el cuerpo y despiertas proyectada en lo extra-físico.
Pero tú no te acuerdas cuando vuelves y además te parece que ha sido un sueño.
Pues sí, ya estoy acostumbrado a eso.
Tú no te acuerdas de mí, pero yo sí me acuerdo de ti, y por eso vengo a visitarte.
Continúo volando con otros, pero te echo de menos, amiga mío.
Sé que tú estás bien y riendo mucho en el mundo en este momento; con todo, es una pena que las personas no valoren tanto esas risas,
¿no es cierto?
Ya te ayudé invisiblemente varias veces. Naturalmente no me has visto, pero yo estaba muy cerquita, deseando que siempre te sucediese lo mejor.
Cada vez que te he visto enfadada o desanimada por la maldad de las personas, no reconocí a mi dulce compañera de risas.
¿No has sido tú la que una vez me dijo que el tiempo lo arregla todo?
¡Muy bien, ahora me toca a mí decirte eso!
Ahí, dentro de la “jaula de carne” es complicado ¿no?
Mira, apaga la luz del cuarto y por la ventana contempla la luna, qué maravillosa está.
¿No quieres salir del cuerpo y dar un vuelo a través de la noche con tu viejo amigo?
El procedimiento es bastante sencillo: basta que te acuestes en decúbito dorsal, bien despojada, escuchando una música suave* y relajante.
Dirige la atención a los chakras de las partes laterales de los brazos (en la parte lateral superior, justamente debajo de la marca de la vacuna)** y posiciónate mentalmente allí. Imagina que relajas esos dos puntos.
Permanece así durante algunos minutos y obsérvate internamente.
Percibirás algunas sensaciones energéticas, pero mantente concentrada en los dos puntos.
Tal vez sientas algunas descargas energéticas fluyendo desde la nuca a los brazos o bajando por la espalda o columna.
Quédate tranquila, pues forman parte de la aceleración y dilatación energética que soltará tu cuerpo sutil.
Haz esa relajación como quien se ríe por dentro de tí misma.
¡Venga! Vamos a volar y a reír, amiga mía
. La luna está linda y el Cielo nos llama…
¡Paz y Luz!
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