La confianza en sí mismo surge cuando se sabe…
Que para lograr una cosa, hacen falta muchos pasos encaminados con perseverancia en el mismo sentido.
Que no se puede luchar contra el tiempo, sino aprovechar su corriente y ganar minutos a favor de ese impulso.
Que es necesario aclarar las propias ideas y sentimientos, aunque para ello haya que enfrentar el amargo trago de reconocerse a sí mismo tal y como se es en este momento.
Que no somos perfectos, pero somos capaces de concebir lo que es la perfección.
Que los estados de ánimo son cambiantes, pero no afectan al verdadero Yo, que es la raíz de la confianza en sí mismo.
Que el dolor es condimento necesario en la vida, indispensable para aprender, en la medida en que los dolores se convierten en experiencias.
Que “la acción es preferible a la inacción”, y el compromiso con la vida es preferible a la indiferencia apática.
Que todos disponemos de fuentes enormes de energía que no sabemos utilizar, bien porque las desconocemos, porque no creemos en ellas o porque no las sabemos aplicar: dosificar el esfuerzo, no escatimar la entrega, no abusar de las propias fuerzas.
Que los fracasos son enseñanzas y los éxitos son pruebas felizmente superadas en el camino.
Que siempre recibiremos críticas y alabanzas, pero ni unas ni otras valen lo que nuestra conciencia serena nos indique como positivo o negativo para nosotros mismos.
Que nada ni nadie puede arrebatarnos nuestra esencia de seres humanos; y esa es nuestra fuerza.
Que la convivencia con los demás hombres es maravillosa, pero no debemos esperar que los otros lo hagan todo por nosotros, ni tampoco ser tan orgullosos como para no aceptar ninguna ayuda.
Que si descubrimos hombres superiores a nosotros, aprovechemos para tomarlos como ejemplo y no como motivo de depresión; y si los encontramos inferiores, veamos qué es lo que debemos evitar y no los usemos para vanagloriarnos de lo que somos y poseemos.
Que como seres humanos tenemos un punto de partida y un destino al que llegar, que nuestro quehacer actual tiene un porqué, una necesidad y una finalidad.
Que no todo está escrito, y por lo mismo, nosotros podemos agregar unas palabras más en el Libro de la Vida.
Delia S. Guzman
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