Tratemos de ver un poco más claro y hagamos menos conclusiones directas para comprender que rupturas radicales no suceden con la misma intensidad tanto en el plano físico como en el plano espiritual, pues hay una escala de resistencias diferentes entre ellos. Las mismas fuerzas no se aplican de la misma manera. Si mezclamos estas fuerzas no podemos ver más solución que rupturas totales y destructivas.
Sentimos que las energías de la tierra están cambiando como los hombres.
Las personas muy ocupadas en sus tareas diarias no sentirán nada especial, sino tan solo que los problemas y el stress en su entorno aumentan y que la estabilidad parece desaparecer. No tienen suficiente distancia para darse cuenta de la importancia y el impacto de los cambios corrientes.
Desde el sentido del progreso de nuestra evolución podemos intuir que buscamos elevarnos encima de las zonas oscuras de la dualidad y de los conflictos. Es decir que la elaboración de la ley de la separación en nuestra vida, en nuestros sentimientos y pensamientos nos empuja a volver al mundo del conjunto con sus arquetipos. Como la materia es el substrato del espíritu, evolucionan ambos necesariamente en paralelo. Quiere decir que si la consciencia del hombre está cambiando el entorno en el que vive, la tierra y el sistema planetario están también cambiando, en base a la energía que permite la manifestación de los nuevos pensamientos.
Si es un paso importante de elaborar visiones holísticas, no parece suficiente. En realidad, continuamos expresándonos por medio de un sistema exclusivo y dialectico tratándolo todo en pro y contra. Esto no es realmente ni interactivo ni constructivo. Aun si ganamos nuevas visiones, no sabemos cómo cambiar nuestra actitud práctica. Los hábitos nos empujan siempre hacia la exclusión y la oposición de nuestras diferentes maneras de ver. Hablando de objetividad, nuestra rigidez no nos permite reconocer el justo medio.
Hablamos mucho de actuar con el corazón pero su energía no llega a llevarnos de manera durable encima de las viejas atracciones y repulsiones de nuestros sentimientos y conceptos mentales. Porque ¿?
Se trata de la necesidad de poder expresar diferencias de tono o de frecuencias energéticas que podemos reconocer, pero que ya no tenemos integrados en nuestro cuerpo.
Un cambio de frecuencia es un cambio de dimensión. Una dimensión es una perspectiva sobre el conjunto, una manera de ver nueva. En la medida que nuestra manera de ver se hace universal pasamos a la multi-dimensionalidad.
Al nivel de la tierra, su atmosfera, su magnetismo, su meteorología, las estaciones, su orientación cósmica, sus relaciones interplanetarias y solar, en breve, sus ciclos, están llamados a cambios importantes que permitirán este cambio de vibración. La tierra esta entrada en un espiral de transformación que llega a más homogeneidad dentro de su atmosfera y sus capas interiores aunque momentáneo el contrario parece mostrarse. Ya sabemos que el proceso de la inversión magnética de los polos es en marcha y que el clima está cambiando. Según las indicaciones que tenemos podemos decir que el eje de la tierra vendrá mas recto sobre su eclíptica. Al mismo tiempo esto cambio provocará un efecto de balanza. Vamos muy probablemente hacia un clima subtropical-templado generalizado de forma rápida con cambios importantes para el nivel de los océanos y la superficie de la tierra.
El desarrollo de la nueva astrología cósmica nos permite ligar estos cambios con la alineación del sol y su sistema dentro el espiral energético del conjunto de las Pléyades y no solamente con el ecuador celeste al 21 de diciembre 2012. Es una fecha de referencia.
Estamos en una serie de coincidencias de posiciones interplanetarias que acentúan más y más este proceso. Esta alineación se hace por medio del centro GRAU en la Osa Mayor (vea mensajes anteriores). Es guiada estos meses por las energías activas entre Arcturus (el conductor de la Osa Mayor, aspecto material), Regulus (el conductor del corazón- el león, el aspecto espiritual) y Saturno (el destructor y constructor) según la posición de los otros planetas. En breve podemos decir que las energías de las Pléyades contribuyen a la perfección y la elevación emocional y mental de la vida en el sistema solar y sobre todo en la tierra por medio de sonidos y vibraciones. Esto es conocido desde los tiempos antiguos.
Podemos terminar con esta conclusión (ya científica) que unos de los efectos mayores de estos cambios para el hombre es el cambio vibratorio de su cuerpo energético a diferentes niveles (atómico, emocional, mental, espiritual).
Nos darán nuevas sensibilidades y posibilidades.
de espiritualización de la materia.
Continúa...
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