jueves, 19 de marzo de 2009
El Segundo Guardián del Umbral
El Segundo Guardián del Umbral es aún más terrible y duro para vencer que el Primero. Este Segundo Guardián proviene exclusivamente de nosotros mismos, de nuestro interior. Representa las dudas invisibles, constantes, agobiantes que martirizan en la mente del aspirante. Se imagina este que todo el esfuerzo espiritual de nada sirve, que lo conduce a su perdición, que esta perdiendo su tiempo. Las imbecilidades que recuerda de la religión organizada también lo torturan: piensa que se irá al infierno, que cuanto le enseñaron es cosa del demonio y así siguiendo. Muchos han enloquecido y hasta han perdido la vida en esta ardua lucha: conocemos casos. Pero estos no eran personas de mente clara y carácter firme y, por ello, no había llegado para ellos el momento de recorrer el Sendero.
Puede ser útil que narre aquí una experiencia personal que quizás ayude a quienes se debaten en esta terrible lucha. Cuando comencé mi búsqueda espiritual, estaba yo muy jovencita contaba con apenas diecisiete años, ya había conocido algunas enseñanzas espirituales y las dudas comenzaban a asaltarme con furor. El problema residía en que, habiendo estado muy identificada con las enseñanzas de la Iglesia Católica, pensaba continuamente que estas verdades nuevas podían tal vez conducirme a la condenación eterna. Esto me hacía sufrir indeciblemente pues, a pesar de todo, me había dado cuenta que había mucho más elevación, belleza y justicia en las enseñanzas esotéricas que en las leyendas de los curas. Y una noche llegó la ayuda que pedía a Dios para vencer a esa tortura. Soñé con un Maestro. Este nada tenía que lo distinguiera en su aspecto exterior del común de los mortales, no usaba ni túnica ni turbante. Pero era un Maestro por la Sabiduría que encerraban sus palabras y por la Luz interior que toda su persona irradiaba. En la inocencia de mis diecisiete años yo me sentía un insecto frente a tan augusto personaje y recuerdo aún como en mi sueño lamentaba no tener una grabadora para registrar todas y cada una de sus maravillosas palabras. Me habló largamente de mis dudas y temores y de la necesidad de vencerlos. Esto resultaba indispensable para poder seguir adelante en el Sendero y acercarse a la Suprema Meta ansiada. Sus palabras finales no las olvidare jamás: Mira- me dijo- las religiones no son ningún problema. Yo puedo inventar quince por día tan incomprobables como cualquier otra. Lo único que cuenta realmente es la Realización Espiritual y hallar a Dios en nuestro propio corazón. Allí terminó el sueño y también todas mis dudas y temores. Fue mi Camino a Damasco y jamás volví a tener ni sombra de temor ni de incertidumbre: el Sendero estaba ante mí y debía recorrerlo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Agradezco tus palabras ya que comparto plenamente tu vivencia en la mía
Soy una convencida que por vibraciones nos iremos identificando y encontrandonos para sentir el acompañamiento en el sendero...que transitamos.
Gracias por visitar mi casa que es la tuya !!!
Publicar un comentario