Según el texto conocido como “Evangelio Esenio”, existen cuatro importantes ángeles, correspondientes a cada uno de los elementos (agua, fuego, tierra y aire) que se encargan de trabajar en armonía universal con cada una de las características y cualidades que corresponden a dichos elementos.
Al colocar las imágenes (que puede ser una pintura, estatuillas, etc.) de estos ángeles en nuestros hogares e invitarlos a convivir con nosotros, ellos se encargaran de velar, armonizar y otorgar los beneficios correspondientes a cada elemento en nuestro hogar.
Así, el ángel del aire lleva un instrumento musical,
el ángel del fuego porta una antorcha o lampara,
el de la tierra tiene una planta, ramita o flor y por último,
el del agua exhibe una copa o un cántaro con agua que nunca se vacía.
La Buena Suerte me cae siempre del Cielo. Tengo exito en todo lo que hago y las circunstancias siempre estan mi favor. Estoy creando nuevas y brillantes expectativas para mi ser y para mi personalidad. Conjuro al Poder Celestial para que me mantenga protegido/dada por la magia y el poder del Universo
Señor clemente y misericordioso,
envíame a tus cuatro ángeles:
el Ángel de la Tierra, el Ángel del Agua, el Ángel del Aire y el Ángel del fuego,
para que su voluntad se manifieste en mí.
El Ángel de la Tierra viene a recoger todos los deshechos de mi cuerpo físico, los absorve y los devuelve en forma de salud y de pureza, para que la vida pueda circular fluidamente por mis venas y arterias.
Se aligera, libera y distiende todo mi ser, y el reino de Dios y su justícia hacen realidad sobre la Tierra, y la edad de oro se manifiesta entre los humanos.
El Ángel del Agua viene a lavar mi corazón de toda mancha.
El amor desinteresado se instala en mi corazón y me aporta la felicidad, la dicha y el gozo.
Mi corazón es limpio, cristalino, transparente, y el reino de Dios y su justicia se hacen realidad sobre la Tierra, y la edad de oro se manifiesta entre los humanos.
El Ángel del Aire viene a purificar mi intelecto, introduciendo en él sabiduría y luz.
Mi pensamiento se vuelve penetrante, claro, radiante, y el reino de Dios y su justicia se hacen realidad sobre la Tierra, y la edad de oro se manifiesta entre los humanos.
El Ángel de Fuego, que no es otro que el ángel de Sol,
viene a santificar mi alma y mi espíritu.
La verdad absoluta se introduce en todo mi ser.
Mi alma y mi espíritu conocen la vida eterna y son la morada de la omnipotencia divina y la edad de oro se manifiesta entre los humanos.
Así es para la gloria de Dios y su justicia. Así es para la gloria de Dios.
Amén.
El poder de lo Ángeles- Adolfo Pérez Agustí
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